jueves, 27 de noviembre de 2014

Como si fuera Dios (1983) de Robin Cook



Mi relación con Robin Cook es muy especial, cuando descubrí a este escritor americano lo hice con su segunda (y la que considero mejor) novela, Coma (1977), su prosa a pesar de no ser nada del otro mundo me gustó, pero lo que me cautivó fue el enfoque de thriller medico que le da a sus novelas, después de ese libro pasaron por mis manos Brain (Cerebro) de 1977 y Fever (Fiebre) de 1982, la primera no fue para nada sorprendente, y la segunda volvió a hacer que me interesara más por este autor. Sus libros están llenos de dilemas morales, y personajes muy humanos que muy fácilmente pueden pasar como una historia real, su sexto libro Godplayer o Como si fuera Dios (1983) sigue esa misma línea que hacen de Robin uno de los mejores en su género.

En "Como si fuera Dios" el doctor Thomas Kingsley, un reconocido cardiólogo,  y la doctora Cassandra Cassidy, una psiquiatra, son un joven matrimonio que trabajan en diferentes ramas de la medicina en el reconocido Boston Memorial, un reconocido hospital donde en los últimos años se han venido presentando inexplicablemente muertes quirúrgicas repentinas (MQR). Mientras que Cassie, sufre por la terrible diabetes que la afecta, se dará cuenta que ni su trabajo, ni mucho menos su matrimonio, son lo que ella creía que eran, mientras más se acerca a la verdad sobre los casos de MQR su vida estará en peligro.


La historia tiene los típicos elementos de que Robin Cook ha venido desarrollando en sus novelas; intriga, una pareja o matrimonio envuelto en un  caso médico inexplicable, dilemas morales, realidad social, una fuerte crítica a la burocracia y giros argumentales, y aunque puede que parezca que todos los libros son iguales, son los personajes o las situaciones a las que se enfrentan lo que le da un toque distintivo entre sus libros. Pero con Como si fuera Dios tuve mucho problemas con los personajes, empezando por Thomas Kingsley un egocéntrico, narcisista, homofobico, misogino, hijo de mami que pasa en la historia por un problema de drogas, drogas estimulantes que lo ayudan a estar alerta y cumplir con su exceso de trabajo, el doctor Kingsley es el responsable de que el Boston Memorial este como uno de los mejores centros médicos cardiovasculares del país, razón por la cual Kingsley se cree intocable y cree estar un peldaño más arriba que los demás mortales, con este personaje, por obvias razones, tuve muchos problemas para simpatizar, si bien en gran parte de la primeros capítulos su forma de actuar y de ser son totalmente justificables, después todos sus defectos empiezan a relucir y ahí es donde viene lo feo. Por otra parte, este libro me reafirmó lo que pensaba de Robin Cook, al autor no se le da muy bien escribir personajes femeninos (por lo menos los cuatro libros que he leído de él, los cuales los estoy leyendo en orden cronológico), siempre son muy estereotipados, o son la pareja o novia del protagonista, o el acompañante de éste, pero ninguna tiene una gran relevancia o fuerza como si fuera un personaje masculino, acá Cassie es muy dependiente a su esposo y aunque puede que el libro este más enfocada en ella en muchos capítulos, la forma en que está escrito hace imposible verla como una heroína. Me gustó mucho como hay esa pelea dentro de los médicos sobre que profesión es más importante que otra, acá Thomas siempre está "pordebajeando" a su esposa, queriéndole hacer ver que la psiquiatría no es una rama seria e importante dentro de la medicina, esto es un caso que se ve mucho dentro de la comunidad médica y la forma como acá está expresado muestra que esto es una realidad.

Una vez más Robin Cook en su novela juega con situaciones reales que muy fácilmente pueden estar ocurriendo en cualquier centro médico, en Como si fuera Dios nos encontramos con el dilema que nos hace cuestionar sobre quién es más digno de estar vivo, si una persona que tiene muchas probabilidades de vivir o alguien que se sabe no tiene muchas posibilidades de llevar una vida plena y satisfactoria, alguien está jugando a ser Dios en el hospital juzgando quien vive y quien muere y ese es el gran misterio del libro. Además de ese toque conspiranoico, también hay críticas hacía la burocracia médica y como esta puede ser igual o peor de dañina que una enfermedad degenerativa. También, como en los anteriores libros, me gusta ver como el autor le da mucha humanidad a sus personajes, todos llenos de virtudes y defectos, en este caso esto se ve reflejado en Thomas, el famoso cardiologo que le importa más mantener la fama y el respeto de sus compañeros y pacientes que la complicada relación con su esposa y madre, esa obsesión por ser siempre el mejor y demostrarlo lo llevará a muchos problemas como el abuso de drogas y un fuerte desorden psicológico.

Si no han leído Robin Cook, recomiendo encarecidamente leer su novela Coma, que por cierto tuvo una muy buena adaptación cinematográfica dirigida por el fallecido Michael Crichton, en ese libro se resume todo la prosa y el estilo que Cook desarrollará en sus próximas novelas, recomiendo importante empezar por ahí para que conozcan de una buena fuente el thriller médico (y es que a pesar del tecnicismo, la lectura es muy buena e intrigante), luego de ese libro recomendaría Fever y por último Como si fuera Dios, ya que este último no es tan intrigante como los dos anteriores, el giro argumental es un poco obvio, pero los dilemas médicos que tanto me gustan están presente, y es que, muchas veces me encontré divagando y un poco aterrado de que la vida de uno, como paciente, cuando está en un hospital está prácticamente en las manos de otra persona, y si uno se pone a pensarlo bien es algo aterrador.

Título alternativo: El falso dios
Título original: Godplayer
Editorial: RBA
Año publicación: 1995 (1984)
Traducción por: Valeria Watson
Temas: Misterio y suspenso, thriller médico.

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