lunes, 8 de diciembre de 2014

Monkey Shines (1988)



George A. Romero se le conoce más que todo por sus películas de zombies, y por ser casi que el creador de este sub-género dentro del cine de horror, y aunque dentro de su filmografía lo que prima son películas sobre muertos vivientes, también podemos encontrar películas diferentes, que casualmente son las menos conocidas de este director americano, como Monkey Shines, un thriller psicológico basado en el libro homónimo de Michael Stewart que cuenta los peligros de la experimentación con animales.


La historia de Monkey Shines empieza cuando Allan Mann, un joven con un brillante futuro en el mundo de las leyes y el deporte, sufre un terrible accidente que lo deja tetrapléjico. Su novia lo deja y su madre le atosiga con una enfermera, pero gracias a un amigo científico y una domesticadora de monos, encuentra una solución: la compañía de una mona, que lo ayudara con las tareas más simples que debido a su condición no puede ejecutar. La película a pesar de tener un guión muy bien estructurado es bastante predecible, desde el primer momento se puede predecir el comportamiento de la mona y las posibles victimas así que en ese apartado no hay mucha sorpresa, el pequeño giro que se le da a la historia es cuando nos damos cuenta que gracias a que el pequeño animal está alterado genéticamente puede fácilmente "leer" las emociones de su dueño, por lo que cada ataque de furia que tiene Allan hacía las personas a su alrededor, su mona lo traduce como una orden, algo que le da un toque un poco retorcido y psicológico al asunto.



No sé hasta que punto la película sea fiel al libro, pero George A. Romero hizo un muy buen trabajo en el guion porque a pesar de que la película llegua hasta los 113 minutos logra atraparnos con el desarrollo de la historia ya que resulta fascinante esa conexión que logra tener Allan con Ella, la mona, y por un momento logra esa ambigüedad sobre saber quién controla a quien. Aunque se echa de menos mucho más suspenso y un mayor énfasis en la relación telepática de Allan con su mona, ya que Monkey Shines no tiene muchas escenas que se puedan catalogar como de horror, y a excepción del clímax, la película puede parecerles a muchas personas un poco lenta.

Puede que está película tenga un muy bajo presupuesto, que de hecho no se nota a simple vista, pero Romero en su labor de director hace con lo poco que tiene muchas cosas que favorecen en todo la película, el tono que le da Monkey Shines hace que parezca más una película inspirada en los trabajos de Hitchcock, el director logra muchas escenas de suspenso muy bien logradas, gracias en parte a la interpretación de Jason Beghe, quien al hacer un personaje tetrapléjico logra transmitir la frustración que siente al no poder actuar, en la mayoría de las escenas, por cuenta propia. Por otro lado, al transcurrir la acción mayormente dentro de una sola locación no se siente cansino ni muy repetitivo y eso por el tono de que algo va a salir mal que le da el director a muchas de las escenas. En el apartado de la dirección no hay ninguna queja, hasta el pequeño simio se acomoda a las exigencias de la película, eso sí, en ningún momento transmite esa sensación de terror porque sabemos el origen de su comportamiento, lo que lo aleja mucho de ese horror "natural" que pueden tener otras películas sobre ataque de animales.


Monkey Shines es una película que puede parecer muy sencilla pero el tratamiento que le da Romero a la historia la hace bastante entretenida, pero aún así no es una película totalmente redonda, se echa de menos mucho suspenso y un poco menos de metraje para lograr hacerse un hueco entre las mejores películas del director, pero aún así, con sus pequeños fallos se puede decir que es una pequeña joya que vale la pena descubrir.

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